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lunes, 9 de febrero de 2015

NERUDA 9



Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el sólido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto,
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada  espuma.

Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las  afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.

Tiembla en la noche húmeda  mi vestido de besos
locamente cargado de  eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicandose en mí.

Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento  en la energía subceleste.

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